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    No le tengas lástima

    No necesita tu pena ni tu compasión.

    Necesita que la mires a los ojos y confíes en ella más que nunca.

    Mostrale que estás para esta batalla…

    Con ella, lista para entrar a la cancha. Lista.

    Con fuerza, con ternura y con alegría.

    Si, con alegría.


    No la condenes a qué su vida se convierta en una sala de quimioterapia. La estás metiendo en un cuarto oscuro, aburrido y lleno de fantasmas. Seguí hablándole de boludeces. Contale que vas a ponerte para el casamiento, mándale ese chiste que te hizo tentar por WhatsApp… Mándaselo o la estarías abandonando en ese cuarto.

    Y contale tus dramas!! Cómo siempre. No dejes de confiar en ella, de contarle tus cosas aunque te parezcan insignificantes ante su situación… No la dejes fuera de tu vida, así como está…. Así como somos. Acordate! Si dejas de contarle tus cosas, la estarías abandonando.

    No te pongas dramática ni le hagas preguntas existenciales. Evita decirle que la admiras  por cómo lo está viviendo … No la pongas en un lugar del que ella quiere salir corriendo.

    Pedile favores… Como siempre. Y hacele favores. Estate atenta. Ella está entrando en un túnel desconocido y necesita luz. Adelantate. Ayudala a verse bien. Con o sin peluca. Regálale pañuelos lindos y cancheros. Ya está en la cancha. Seguir siendo ella misma es parte de la pelea. 


    Y si un día explota en llanto… Incontenible… Desesperado… Si te toca estar ahí justo cuando eso sucede… Bancatela.


    No digas nada. Abrazala si podes. No sientas que tenés que decirle algo importante o especial. No está esperando una solución a su problema. Y cuando pase, no vuelvas sobre el tema. No pretendas que rompa en llanto con vos para que se exprese según vos consideras….


    Con fuerza, con ternura y con alegría.


    Y con fe. Obvio que necesita tu fe. Más que nunca. Pero no la llenes de rosarios y estampitas de Santos y santas… No le repitas los cientos de personas que están rezando por ella. Estoy segura que no le interesa esa popularidad. Ya está Gilda en ese altar. Ella preferiría el anonimato. Y la salud


    No te corras. No te alejes. Ella sabe que es su batalla y que al final de cuentas, es ella la que pone el cuerpo. Ella sola. Pero no tengas dudas que cuenta con que estás.  Cuenta con que no saliste disparada. Y en algún momento, va a mirar a los costados, buscándote. Y ahí… En ese instante…. Sonreíle. 


    Era eso. 


    Era eso lo que necesitaba para seguir.

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